Shot de Halloween

¡Hola! He estado algo desaparecida del blog, pero todo tiene una razón ;D Estoy preparándome para tenerles diferentes regalos está  navidad. Ya saben... nuestro esperado regalo de aniversario (¡Dusha, libro 4!), participando en la antología (con Daniel Richards) y un montón de otras cosas que seguro surgirán xD

Pero eso no significa que dejaré de aparecer por acá, nop, todo lo contrarió. Estoy trabajando en las actualizaciones para el fin de semana ;) Pero, apartando las actualizaciones, quiero hacer un poco de movimiento en el blog, tal vez se animen a comentar un poco más... no sé, haremos el intento ;)

Está será la primera publicación para mi NUEVA ETIQUETA: SHOT'S con la idea de Halloween, el shot que les voy a compartir, lo he publicado en wattpad para un concurso (no creo ganar, pero fue interesante xD), por lo que es algo corto, el resto que haga tendrá más palabras... lo prometo xD

Espero les gusté, estaré compartiendo historias cortas de miedo (un poquito xD) en estos días antes del 31 y seguro le pediré a mi hermana (que cumple años ese día), que me de temas para los shot's para darles y darle a ella, como regalo.

Ohhh antes de que lo olvide, para aquellos que quedaron con ganas de seguir leyendo INTUICIÓN pueden encontrarlo en wattpad, les dejaré el link: CLICK AQUÍ PARA LEER INTUICIÓN  

Nos estamos leyendo ;D

SED

Se escondía tras las sombras, se movía tan rápido y suave como el viento de otoño. Su expresión demostraba una salvaje necesidad. Era la pesadilla de muchos, aquello que se esperaba encontrar al final del callejón oscuro listo para devorarte. Tan bello como la misma noche y tan letal como un cuchillo con doble filo.

Ojos rojos, piel avellana.

Una sonrisa asesina y un toque frío.

«Lo necesito, ya. Lo quiero, ya.»

Cerró los ojos con fuerza. Su cuerpo se estremeció, su corazón latió con fuerza. Podía sentirlo. El cálido líquido vital, el sabor a cobre. Casi podía saborearlo.

Tenía que ser suyo.

Abrió los ojos y sin dudarlo se movió, casi poseído por el dulce olor.

Sus pasos fueron medidos mientras seguía a su presa. Anchos hombros encogidos por el aire de frío de octubre, apenas cubierto con una chaqueta ligera. Los pasos apresurados y la respiración acelerada. Era claro que su presa se sabía perseguido. Miró un par de veces sobre su hombro; buscándolo, temiéndolo, ansiándolo.

El juego del gato y ratón comenzó.

Ooo----ooO

Podía sentirlo, la respiración casi sobre su cuello, las manos rodeándole. Tragó e intentó seguir su camino sin volver la vista atrás, más lo hizo un par de veces. Su respiración agitada, sus manos temblaban y podía sentir el nudo apretándose en su estómago.

Sus manos sudaban, su cuerpo vibraba. Se obligó a mantener sus pasos y no acelerar más de la cuenta, no debía hacerlo.

Con cada paso de hundía más en la oscuridad.

Con cada paso el ser estaba más cerca.

La solitaria bombilla del callejón pareció dudar, parpadeó un par de veces. Él alzó la mirada, sus ojos sorprendidos cuando la luz dio su último respirar para luego dejarlo en la oscuridad.

—¿Por qué corres? —preguntó la profunda voz a su espalda.

Se volvió, pero no había nadie. Se abrazó, sintiendo el frío de la noche traspasar su chaqueta. Trató volver a sus pasos, pero una pared de carne y hueso lo arrinconó contra una de las paredes.

Un grito escapó de sus labios. Lágrimas se acumularon en sus ojos, sus manos se aferraron a la larga chaqueta de su atacante.

—Shhh —murmuró la voz conocida a su oído—. No querrás que alguien salga a ver qué pasa.

El gran cuerpo se aferró al suyo, hundiéndolo en esa oscuridad. Dándole una desesperada calma.

Bufó molesto.

—Dimitri, Te has tomado tú tiempo, creí que alguien más…

Ojos rojos le vieron, furiosos, iluminando la oscuridad que le protegía.

—Nadie más que yo beberá de esa vena, nadie más que yo te acosará en las noches.

Sonrió. Sonaba tan engreído, tan orgulloso de ser el único al que permitiría alimentarse de su vena.

—Eres un presumido, no entiendo porque debes cazarme cada vez que tú…

Un fugaz beso cayó sus palabras.

La suave respiración se detuvo en su cuello y sintió un pequeño estremecimiento al sentir la punta de los colmillos pullarlo.

—Tú eres mi humano —declaró—. Saciarás mi sed.

Sonrió.